Siempre fui dramático. Por alguna extraña razón, o maldición, las cosas me afectan mas allá de lo que todos juzgan como normal. Es la verdad. Y a pesar de saberlo, no hago nada por cambiarlo porque creo firmemente que tengo todo el derecho a ser así. Pero es casi imposible poder vivir así. Tengo que convivir con mucha gente y tengo que ser lo más socialmente aceptable para ellos.
Lo que hice fue crear una personalidad que encubre lo que realmente soy. La “máscara de agua”. Inventé a una persona que no es ni lo más remotamente cercana a mí. Y esta defensa se volvió contra mí, pues llegó el momento en el que llegué a pensar que realmente yo era mi propia creación. Después de un duro proceso, pude aclarar las cosas y fui entonces conciente de mi realidad. Y descubrí que estaba completamente solo.
Todas aquellas personas con las que viví, se habían ido. No existían. Creían conocerme pero no era así, pues yo mismo había cerrado la posibilidad de hacerlo.
Entonces cambié de vida y busqué gente que me conociera en realidad. Pero no puedo. No puedo hacerlo porque la mera posibilidad de volver a pasar por lo mismo y perder a la gente que se acerca a mí, me hace actuar precisamente en contra de ella.
Y así fui acercándome a la idea que ahora tengo de mí mismo.
Sigo siendo una persona que se esconde atrás de un velo porque tiene miedo de volver a encontrarse abandonado.
A veces he encontrado personas que me hacen sentir que es posible que acepten lo que soy. Algunas están conmigo. Otras, se alejan.
Así soy de dramático. Y no puedo ser de otra manera. Pero el verdadero Néstor es más que un sentido y matado.
Lo que si es cierto es que he estado mal estos días. Y necesitaba amigos. Pero me cansé de buscarlos.
Ahora yo tengo una excusa también para no buscarlos.
Y si hay una canción de Calamaro que dice: Ya me di cuenta de que no es lo que era.
A veces uno está simplemente ahí y nadie lo ve.
domingo, 27 de julio de 2008
martes, 1 de julio de 2008
... la espera
siempre me pregunté sobre por qué la vida es cíclica... sentado, viendo pasar los carros, fumando, pensaba acerca de las cosas que se repetían, y divagaba imaginando un inmenso carrusel y que vamos siempre viendo pasar las cosas una y otra vez... y en esos dias en los que me sentía tan solo, llegué a creer que yo no estaba en el carrusel y solo veía a los demás dar vueltas en la vida... eso seria bueno? o malo? y pensé entonces que solo sería cuestión de esperar, que alguien o algo llegaría a mi vida y volvería entonces a sentir el calor suficiente para mover mi cuerpo y entrar de nuevo al carrusel... solo necesitaba la silla adecuada para esperar... no es fácil, para nada, decidir que la vida debe empezar a pasar y contemplarla sentado... claro, mientras se espera... no es una decisión que implique el abandono de ideales ni esperanzas, aunque parezca lo contrario, sentarse en una silla es más que convertirse en espectador... la próxima vez habrá tiempo para preparar algo para la espera, por lo pronto, solo la emoción que puede producir el sentir un vacío y un hueco en el estómago porque cuando encuentras la silla no lo esperas, sucede de repente... ahi está y la tomas, y te sientas. y esperas...
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